martes, 24 de noviembre de 2015

IDEA 23: Un Hombre Condenado Intenta Entender las Maneras de Dios

Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (o simplemente Boecio) fue un buen hombre que llegó a un mal final. Nacido en una familia romana aristocrática, fluido en griego, tradujo Aristóteles al latín, y escribió tratados sobre matemáticas, filosofía y música. Un miembro del Senado romano en las décadas después de que los bárbaros habían depuesto el último emperador de Occidente, llegando a ser miembro del sumo consejo de Teodorico, rey godo de Italia. Pero en el año 524 fue acusado, tal vez falsamente, por deslealtad y condenado a muerte. Fue mientras esperaba su ejecución en un calabozo cerca de Milán que compuso La consolación de la filosofía, que se convertiría en uno de los libros más leídos e influyentes de la Edad Media.
Detalle de Boecio y la Filosofía, de Mattia Preti
Consolación podría ser descrito como uno de los primeros libros tipo "cuando cosas malas le suceden a la gente buena". Toma la forma de un diálogo entre Boecio y Lady Filosofía, que se le aparece en su celda. Él derrama a ella su sentido de la injusticia sobre lo que le ha sucedido a él. "Si Dios es bueno", se pregunta, "¿de dónde vienen las cosas malas?" Filosofía responde que él no debe esperar la buena fortuna de ser permanente. Y además, todo lo que puede ser arrebatado, --la riqueza, el poder, la belleza, la salud,-- no puede traer la felicidad última, porque las cosas buenas de la vida son meros reflejos del bien supremo, que es Dios. Eventualmente, ella presenta una imagen de un universo creado por Dios y lleno por todas partes con su bondad, pero uno en el que no interviene para arreglar las cosas a los ojos de los seres humanos comunes y corrientes. En efecto, ella le dice que, desde la limitada perspectiva de los seres humanos, Dios obra de maneras misteriosas.

Poco después de que Boecio completó su libro, fue ejecutado. La tradición católica lo trataría como un mártir, aunque él no murió por su fe. Pero murió con su fe, en un Dios de infinita, aunque desconcertante, bondad.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

IDEA 22: SAN AGUSTÍN EXPLICA LA CIUDAD DE DIOS

El siglo V fue una época de gran agitación en el mundo mediterráneo. Una feroz tribu germánica, los Godos, habían descendido sobre Italia. En el año 410 d.C. entraron y saquearon Roma, siendo el principio del fin del imperio occidental. La caída de Roma dejó a mucha gente enojada y perpleja. Treinta años antes, el cristianismo había sido adoptado como la fe oficial del imperio, por lo que ahora algunos se quejaron de que el colapso fue un castigo por el alejamiento de los antiguos dioses paganos. 

La respuesta cristiana más poderosa a ese desafío es la "Ciudad de Dios", la obra de San Agustín (354-430 dC), el obispo de Hipona, una pequeña ciudad romana en la actual Argelia. Junto con San Pablo, él fue el primer formulador más importante de la doctrina de la Iglesia y uno de los primeros en combinar la filosofía griega con la teología cristiana.

THE PROFESSOR. Esta pintura por Benozzo Gozzoli, uno
de los 16 frescos biográficos en la Iglesia San Agustín en
 San Gimignano, Italia, muestra al Santo enseñando en Roma  
En su libro, que escribió en etapas entre el año  412 y 427, Agustín, señala primero, que cuando fueron venerados los dioses paganos, nunca protegieron a Roma, que ha sufrido merecidamente muchas guerras y hambrunas. Peor aún, el paganismo no ofreció ninguna esperanza para la protección que importa, la salvación eterna. Él va a definir y trazar la historia de dos "ciudades", localidades no físicas, pero comunidades de común interés, que coexisten en la tierra. Una de ellas es la eterna Ciudad de Dios. Sus gentes son los elegidos, aquellos predestinados por Dios para pasar la eternidad en el cielo, porque son ellos los que han decidido recibir el don de su gracia. La Ciudad Terrenal, corrupta y decadente, está formada por todos los que nunca serán salvados. Aunque los dos grupos serán separados en el Juicio Final, hasta aquel día, vivirán juntos en este mundo mezclados. No podemos saber a ciencia cierta quién será salvado. Incluso ellos no saben. Pero podemos estar seguros de que no hay esperanza de salvación para aquellos fuera de la iglesia.

Con la "Ciudad de Dios", ofreció el primer intento de una filosofía global de la historia, una que proporciona una imagen muy influyente en las formas en que los cristianos deben pensar sobre el propósito de la vida y su lugar dentro de la sociedad. Por encima de todo, advierte que los cristianos deben vivir en este mundo con sus ojos constantemente en el cielo y no dejarse seducir por las preocupaciones mundanas. "La ciudad de dios vive en la ciudad de este mundo", escribe, "pero vive ahí como un residente extranjero temporal".

martes, 29 de septiembre de 2015

IDEA 21: LAS GRANDES RELIGIONES IMAGINAN EL FIN DEL MUNDO

¿Cómo será el fin del mundo? Casi todas la religiones han tenido algo que decir al respecto. En su sermón de los siete soles, Buda dice que sobre una larga sucesión de siglos, aparecerán seis soles adicionales en el cielo, hasta que los océanos hiervan en la distancia y la tierra se inflame en una bola de llamas, hasta que "ni cenizas, ni restos de hollín queden". En el antiguo Testamento el profeta Daniel describe una visión en la que cuatro seres asolan a la humanidad antes de ser derrotada. Entonces siguen más maravilla y grandes guerras que culminan con un "tiempo de angustia", antes de la liberación final de Israel. Y gran parte del Corán habita en el Día del Juicio Final, "cuando las montañas desaparecen (como un espejismo)".

Fierce. La bestia con siete cabeza,  mencionada en el Libro
de la Revelación, aparece en una escena del "Apocalipsis  de Angers",
 una serie de tapices de lana del siglo 14 las por Nicolas Bataille
 para un castillo en Angers, Francia

Pero nada se compara con el último libro turbulento del Nuevo Testamento, la revelación de Juan, con trompetas ardientes y siete sellos, las langostas con rostros de hombres, y la batalla climática del Armagedón. Al final, Satanás y sus lugartenientes son arrojados al lago de fuego y Juan visualiza un cielo y tierra nueva. "He aquí", Cristo dice, "Yo hago nuevas todas las cosas"Los eruditos creen que el Apocalipsis fue escrito probablemente al final del primer siglo después de Cristo, por Juan el Viejo, un cristiano que había sido exiliado a la isla estéril de Patmos del Mar Egeo, posiblemente para la práctica de su fe. Era un momento en que el emperador Domiciano, exigía de la gente adorar a su familia como Dioses, una demanda que ningún cristiano podría estar de acuerdo a acceder. Juan pudo haber escrito su texto como una manera de animar a los Cristinos a soportar cualquier persecución que pudiesen sufrir por su fe en Cristo, logrando prevalecer. Pero durante siglos, muchos Cristianos han creído que el Apocalipsis es una profecía confiable de como el mundo llegará a su fin. Con esto en mente, se han examinado los acontecimientos contemporáneos en busca de signos que, como Juan advierte, "el tiempo está cerca". 

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