martes, 16 de diciembre de 2014

IDEA 18: Los Escépticos Preguntan: ¿Es Posible Saber Algo con Certeza?

¿Cómo sabes que lo que "sabes" es verdadero? ¿Cómo puedes estar seguro que no estás soñándolo? ¿O que tu mente no ha sido programa de alguna forma para creer en una "realidad" que de hecho es simulada? Estas preguntas no comenzaron con la trilogía clásica de ciencia ficción, Matrix. Esto perturbó a algunos de los primeros filósofos Griegos y ha continuado preocupando a muchos pensadores desde entonces.

Los primeros Griegos inquisitivos fueron los filósofos quienes se hicieron llamar a sí mismos "Escépticos", una escuela de pensamiento rastreable a Pirrón de Elis, quien estuvo activo alrededor de 300 a. de C. Debido a que no dejó registro escrito, sabemos de su trabajo a través de una figura mucho más tardía, Sexto Empírico, un filósofo romano del segundo siglo después de cristo, quien describió el sistema de Pirrón en uno de sus libros. Como muchos de los filósofos griegos, Pirrón estaba preocupado por la falta de fiabilidad de los conocimientos adquiridos a través de los sentidos, y concluyó que, debido a esa falta de fiabilidad, el verdadero conocimiento de cualquier tipo, incluyendo conclusiones morales y éticas, es imposible. Para decirlo sin rodeos, como hiceron los escépticos, es imposible hacer cualquier declaración que descanse en una base más firme que de la exacta declaración opuesta. Y por esa razón, no tiene sentido incluso preferir un curso de acción  a otro, porque ambos se asientan sobre suposiciones improbables.

René Descartes, filósofo francés
En efecto, los escépticos tomaron del método socrático, con su constante cuestionamiento de creencias asentadas, a su extremo lógico, estipulando que ninguna creencia es de fiar, a no sostener ninguna posición. Es destacable que el escepticismo en sí sea una "creencia", lo que significa que un caso podría hacerse en apoyo de su opuesto, como "la creencia ciega", o el "dogmatismo", y un buen escéptico tendría que decir que sí, es posible. Pero las preguntas sobre la confiabilidad del conocimiento que los antiguos escépticos plantearon probaron ser muy difíciles de poner de lado. El el siglo XVII y XVIII volverían a ocupar las mentes de algunos de los más grandes filósofos europeos, incluyendo René Descartes y David Hume, quienes no  serían completamente capaces  de ponerlas a domir.

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