sábado, 23 de abril de 2016

IDEA 26: ¿Pueden las Imágenes Socavar la Verdad? Algunos Diría que SÍ

    En marzo de 2001, el régimen Talibán que gobernaba Afganistán sorprendió al mundo al destruir dos esculturas antiguas y monumentales de Buda talladas en los acantilados de arenisca de la provincia de Bamiyán. Las imágenes tienen el poder, para encantar, pero también para amenazar. Durante siglos han amenazado a los que creen que las imágenes se interponen en el camino de la auténtica búsqueda de Dios, y que se han tomado represalias al destruir el arte religioso. Llamamos a esa herida auto-infligida, Iconoclasia, del griego eikono klasmos, "Ruptura de imágenes".

Lugar de una de las estatuas de Buda en
Bamiyán, después de su destrucción
     Existe una larga historia al respecto. Los Judíos fueron disuadidos de las imágenes religiosas por el mandato en contra los "ídolos" en el libro bíblico del éxodo. La mayoría de los musulmanes a lo largo se han opuesto a la imaginería religiosa, incluidas las representaciones del Profeta. Pero la hostilidad de "la adoración a ídolos" ha sido una lucha por siglos dentro del Cristianismo también. En el año 726 el episodio que dio por primera vez a la Iconoclasia su nombre comenzó cuando el emperador bizantino, León III, ordenó la destrucción de todas las imágenes y estatuas en las iglesias cristianas dentro de su imperio. Era una orden que desencadenó disturbios en muchos lugares e incendió más de un siglo de agitación  el Imperio bizantino antes de que los defensores de las imágenes santas ganaran ventaja decisiva en el 842.

     A medida que la Reforma Protestante se iniciaba en el siglo 16, algunos reformadores se opusieron a lo que veían como la adoración de imágenes y estatuas  entre los fieles católicos. El odio de de Juan Calvino por las imágenes y estatuas "paganas" daría lugar a una ola de "limpieza" de la iglesia  en los países bajos en 1566 y campañas contra las imágenes y estatuas durante la guerra civil Inglesa. Fue una actitud que los Padres Peregrinos, puritanos seguidores  de Calvino, llevarían al Nuevo Mundo.

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