Estamos tan acostumbrados a la semana de siete días que es muy probable que a la mayoría nunca se nos ocurrió que en el pasado algunas culturas tenían calendarios muy diferente. Los antiguos Egipcios tenían una semana de diez días, al igual que los Chinos. La idea de una semana de siete días se originó con los antiguos Babilónicos, quienes adoraban como dioses al sol y a la luna. Ellos también reconocieron que la mayoría de las estrellas parecían estar fijadas en la misma posición noche tras noche, pero que cinco de ellas se movían de ida y vuelta a lo largo del año. Ahora sabemos que esas "estrellas" son realmente planetas. Los Babilónicos solo sabían que éstas eran poderosas e importantes, así que identificaron a cada uno de los siete días de su semana, con los nombres de cada una de sus siete deidades conectadas al sol, a la luna y a los cinco planetas.
El sistema Babilónico de los siete días, fue eventualmente tomado por los Romanos, quienes operaron por un largo tiempo con una semana de ocho días como parte de un calendario que continuamente caía fuera del alineamiento con el calendario solar actual. Pero después de que los Romanos adoptaron el calendario Juliano en el primer siglo después de Cristo, la semana de los siete días gradualmente se comenzó a utilizar, hasta que fue oficialmente adoptada por el emperador Constantino en el 321 d.C. Los romanos simplemente sustituyeron los nombres de los días con sus propios dioses por las deidades Babilónicas.
Calendario semanal del siglo XVIII que además, por un sistema de discos, también proveía información sobre los signos zodiacales, días festivos y fases de la luna. |
Después que la caída del imperio Romano, cuando la iglesia Católica emergió como la principal Institución del mundo occidental, conservó la semana de los 7 días, la cual correspondía perfectamente a la cuenta de la semana bíblica de Dios al crear al mundo en seis días y descansar al día séptimo,
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