martes, 8 de enero de 2013

IDEA 2: Una multitud de Dioses da paso a un Dios Omnipotente

FATHER FIGURE. En el cielo de la Capilla Sixtina en Roma, Miguel Ángel
representa  a Dios creando el sol, la luna y los planetas 
En las sociedades del mundo antiguo hubo numerosos dioses y diosas. Dioses del Río, Dioses del cielo, deidades locales, dioses con cabezas de animales demoníacos;... En una encuesta realizada en los albores del tercer milenio antes de cristo, escribas en Mesopotamia contaron cerca de 2.000 deidades entre varias ciudades estado. Pero en Egipto en el siglo XIV a.C.  el Faraón Amenhotep IV hizo un intento radical al introducir el monoteismo. Su Dios fue Aten, el proveedor de la vida del disco Solar, y tal fue su devoción a este Dios que alrededor del 346 a.C., tempranamente en su reinado, Amenhotep abandonó su dinastía nombrándose y bautizándose así mismo Akhenaten, "Sirviente de Aten". Y sirvió bien a Aten. Cerró los antiguos templos estados y dirigió la mayoría de los financiamientos religiosos de los sacerdotes de Aten. Mandó a borrar la palabra plural "Dioses" de algunos textos religiosos y disolvió las hermandades de sacerdotes de las otras deidades. Fundó la gran ciudad, Akhetaten, que fue dedica a Aten, y movió la capital hasta aquí.
Pero la nueva religión Akhenaten resultó  demasiada ajena a su pueblo para sobrevivir a su muerte, la cual ocurrió a los 17 años años de reinado. Pronto después se volvió faraón su hijo Tutankhaten, el cual renunció  a Aten y cambio su nombre a Tutankhamon, guiño al dios Amón, que había sido una de las deidades egipcias principales antes de la breve supremacía de Aten. "King Tut" llegó incluso a abandonar la nueva ciudad de su padre.
Así recayó sobre las tribus de Israel volverse el primer pueblo en abrazar el trabajo de un único Dios. Ellos  originalmente también eran politeistas, y la biblia Hebrea, lo que los Cristianos llaman el Antiguo Testamento, esta lleno de historias ocasionales, como la adoración al becerro de oro. Sin embargo, el inicio de su compromiso con un solo Dios comienza muy tempranamente en la biblia, con la historia de Abraham. Puede no ser más que una historia. Aparte de la Sagrada Escritura, parece no haber evidencia que fue una figura histórica genuina. Pero él es considerado como el patriarca por las tres grandes religiones, el Judaismo, el Cristianismo, y el Islam, y simboliza la esencia del compromiso con un solo Señor.
Primero encontramos Abraham en el libro del génesis, donde se nos presenta como el miembro de una familia que adoraba a ídolos, pero quien le da la espalda al politeismo cuando el Señor se le aparece y hacen un pacto entre los dos. Abaham será el padre de una gran nación fue la promesa del Señor; en retorno, Abraham debe practicar la circunsición a sí mismo como señal de devoción a su único Dios.
En el caso de que Abraham sí haya vivido, historiadores creen que hubiese sido entre el 2100 a.C. y el 1500 a.C., cientos de años antes de la fecha que muchos de ellos asignan al origen del Judaísmo. Hecho o fábula, él representa una revolución en el pensamiento, el decisivo alejamiento del politeismo a la creencia en un único Dios todopoderoso.

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